sábado, 28 de marzo de 2009

Extractos de "Tener o ser"

Otro excelente libro de Erich Fromm, "Tener o ser". Para el que no conoce al autor, el mismo fué un destacado psicoanalista, con obras muy conocidas, como "El miedo a la libertad" o "El arte de amar".


En esta oportunidad les traigo unos extractos/síntesis que hice de algunos temas que trata Fromm en este libro, para que tengan un panorama bastante amplio de lo que se ve en el mismo. También agrego el índice completo de todos los temas que constituyen a la publicación.

Aca está la versión en PDF, subida a Megaupload. Libro completo, aca.







Erich Fromm – “¿Tener o ser?”

Extractos by Rulo.


INDICE



Perspectivas mundiales

¿Qué significa esta serie?

Prefacio

Introducción: la gran promesa, su fracaso y nuevas opciones .

El fin de una ilusión

¿Por qué fracasó la Gran Promesa?

La necesidad económica de un cambio humano ¿Hay una alternativa para evitar la catástrofe?

Primera Parte - LA DIFERENCIA ENTRE TENER Y SER

I. Una primera ojeada

La importancia de la diferencia entre tener y ser.

Ejemplos en varias expresiones poéticas

Cambios idiomáticos

Observaciones antiguas: Du Marais-Marx, Uso contemporáneo

El origen de los términos

Los conceptos filosóficos de ser

Tener y consumir

II. Tener y ser en la experiencia cotidiana

El aprendizaje

La memoria

La conversación

La lectura

El ejercicio de la autoridad

Tener conocimientos y conocer

La fe

El amor

III. Tener y ser en el Antiguo y en el Nuevo Testamento y en los escritos del Maestro Eckhart

El Antiguo Testamento

El Nuevo Testamento

El Maestro Eckhart (1260-c.1327)

El concepto de tener en Eckhart

Eckhart y su concepto de ser

Segunda Parte - ANÁLISIS DE LAS DIFERENCIAS FUNDAMENTALES DE LOS MODOS DE EXISTENCIA

IV. ¿Qué es el modo de tener?

La sociedad adquisitiva: bases del modo de tener.

La naturaleza de tener

Tener, fuerza, rebelión

Otros factores que apoyan el modo de tener

El modo de tener y el carácter anal

Ascetismo e igualdad

El tener existencial

V. ¿Qué es el modo de ser?

Ser activo

Actividad y pasividad

Actividad-pasividad en los maestros del pensamiento

Ser como realidad

La voluntad de dar, compartir y sacrificarse

VI. Otros actos de tener y de ser

Seguridad-lnseguridad

Solidaridad-Antagonismo

Alegría-Placer

El pecado y el perdón

Temor a la muerte-Afirmación de la vida

Aquí, ahora-pasado, futuro

Tercera Parte - EL HOMBRE NUEVO Y LA SOCIEDAD NUEVA

VII. Religión, carácter y sociedad

Los fundamentos del carácter social

El caos frente a la estructura social

El carácter social y las necesidades "religiosas"

¿Es cristiano el mundo occidental?

La revolución industrial

El "carácter mercantil" y "la religión cibernética"

Una protesta humanista

VIII. Condiciones del cambio humano y características del Hombre nuevo

El Hombre nuevo

IX. Características de la sociedad nueva

Una nueva ciencia del Hombre

La nueva sociedad: ¿tiene una oportunidad razonable?



De la Introducción:

¿POR QUÉ FRACASÓ LA GRAN PROMESA?

[...]El egoísmo se relaciona no sólo con mi conducta, sino con mi carácter. Significa que lo deseo todo para mí; que poseer y no compartir me da placer; que debo ser avaro, porque mi meta es tener, y que más soy cuanto más tengo; que debo sentir antagonismo a todos mis semejantes: a mis clientes a los que deseo engañar, a mis competidores a los que deseo destruir, a mis obreros a los que deseo explotar. Nunca puedo quedar satisfecho, porque mis deseos no tienen límite; debo envidiar a los que tienen más, y temer a los que tienen menos; pero debo reprimir estos sentimientos para presentarme (ante los otros y ante mí mismo) como el individuo sonriente, sincero, amable que todos simulan ser.

La pasión de tener debe producir una guerra de clases interminable. La pretensión de los comunistas de que su sistema pondrá fin a la guerra de clases al suprimir las clases, es una ficción, porque su sistema se basa en el principio de un consumo ilimitado como meta de la vida. Mientras todo el mundo desee tener más, se formarán clases, habrá guerra de clases, habrá una guerra internacional. La avaricia y la paz se excluyen mutuamente. [...]

[...]Nuestro espíritu hostil y de conquista nos ciega al hecho de que los recursos naturales tienen límites Y pueden agotarse, y que la naturaleza luchará contra la rapacidad humana.

La sociedad industrial desprecia la naturaleza, todas las cosas que no están hechas por máquinas, y los pueblos que no son fabricantes de máquinas (las razas no blancas, con las recientes excepciones de Japón y China). Hoy día la gente se siente atraída por los objetos mecánicos, por el poder de las máquinas, por lo que no tiene vida, y cada vez más por la destrucción. [...]



De PRIMERA PARTE

LA DIFERENCIA ENTRE TENER Y SER

l. UNA PRIMERA OJEADA

[...]

CAMBIOS IDIOMÁTICOS

Cierto cambio del hincapié en tener y ser resulta obvio en el creciente uso de sustantivos y en el empleo cada vez menos frecuente de verbos en los idiomas occidentales en los últimos siglos.

Un sustantivo es la denotación adecuada de una cosa. Puedo decir que tengo cosas: por ejemplo, que tengo una mesa, una casa, un libro, un auto. La denotación adecuada de una actividad, de un proceso, es un verbo: por ejemplo, soy, amo, deseo, odio, etc. Sin embargo, cada vez más frecuentemente una actividad se expresa como tener; esto es, se usa un sustantivo en vez de un verbo; pero expresar una actividad mediante el verbo tener en relación con un nombre es valerse mal del idioma, porque los procesos y las actividades no pueden poseerse, sólo realizarse.

[...]

En su "Crítica crítica" a Edgar Bauer hay un ensayo pequeño, pero importante, sobre el amor, en el que se hace referencia a la siguiente afirmación de Bauer:

"El amor... es un dios cruel que, como toda deidad, aspira a adueñarse del hombre, en su totalidad y no se da por satisfecho hasta que éste no le ha sacrificado no solamente su alma sino también su yo físico. Su culto es la pasión, y el punto culminante de este culto el sacrificio de sí mismo, el suicidio".

Marx y Engels comentan: Bauer "convierte al amor en un 'dios', y no en un dios cualquiera, sino en un 'dios cruel', haciendo del hombre enamorado, del amor del hombre, el hombre del amor, para lo cual separa al 'amor' del hombre como un ser aparte".

Marx y Engels señalan aquí el factor decisivo en el uso del sustantivo en vez del verbo. El sustantivo "amor", que sólo es una abstracción de la actividad de amar, se convierte en algo distinto del hombre. El amante se vuelve el hombre del amor. El amor se convierte en un dios, en un ídolo en que el hombre proyecta su amor; en este proceso de enajenación deja de sentir amor, y sólo está en contacto con su capacidad de amar por su sometimiento al dios del amor. Ha dejado de ser una persona activa que siente; se vuelve un adorador enajenado de un ídolo, y se siente perdido cuando no está en contacto con su ídolo.

Uso contemporáneo

[...] esta tendencia a sustituir los sustantivos por verbos ha aumentado en una proporción que él difícilmente podría haber imaginado.

Éste es un ejemplo típico, aunque levemente exagerado, del lenguaje actual. Una persona que busca la ayuda del psicoanalista inicia la conversación con la siguiente frase: "Doctor, tengo una preocupación; tengo insomnio. Tengo una casa bonita, hijos hermosos y un matrimonio feliz, pero tengo muchas preocupaciones." Hace algunas décadas, en vez de "tengo una preocupación", el paciente probablemente habría dicho: "Estoy preocupado"; en vez de "tengo insomnio", "no puedo dormir"; en vez de "tengo un matrimonio feliz", habría dicho "soy feliz en mi matrimonio".

El modo de hablar más reciente indica el alto grado de enajenación prevaleciente. Al decir "tengo una preocupación", en vez de “me siento preocupado", se elimina la experiencia subjetiva: el yo de la experiencia se ve remplazado por la posesión.

Transformo mi sentimiento en algo que poseo: la preocupación; pero "preocuparse" es una expresión abstracta que se aplica a todo tipo de dificultades. No puedo tener una preocupación, porque no la puedo poseer; sin embargo, ésta puede poseerme.

[...]

Sin embargo, hay una diferencia: un dolor de garganta o de muelas es una sensación corporal más o menos intensa, pero tiene poca calidad psíquica. Se puede tener un dolor de garganta porque se tiene una garganta, o un dolor de muelas porque se tienen muelas. Al contrario, el insomnio no es una sensación corporal, sino un estado mental, el de no poder dormir. Si hablo de "tener insomnio" en vez de decir "no puedo dormir", revelo mi deseo de eliminar la experiencia de angustia, inquietud, tensión, que me impide dormir, y tratar el fenómeno mental como si fuera un síntoma corporal.

Veamos otro ejemplo: carece de sentido decir: "tengo un gran amor." El amor no es algo que se pueda tener, sino un Proceso, una actividad interior a la que se está sujeto. Puedo amar puedo estar enamorado, pero al amar, no tengo... nada. De hecho, cuanto menos tenga, más puedo amar.


De PRIMERA PARTE

LA DIFERENCIA ENTRE TENER Y SER

l. UNA PRIMERA OJEADA

TENER Y CONSUMIR

Antes de examinar algunos ejemplos sencillos de los modos existenciales de tener y de ser, debo mencionar otra manifestación de tener: incorporar.

Incorporar una cosa, por ejemplo, comiendo o bebiendo, es una forma arcaica de poseerla. En cierto momento de su desarrollo, el niño tiende a meterse en la boca las cosas que desea. Así el niño toma posesión, cuando su desarrollo corporal aún no le ofrece otras formas de dominar sus posesiones. Descubrimos la misma relación entre incorporación y posesión en muchas formas de canibalismo.

[...]

[...] también hay una incorporación simbólica y mágica. Si creo que he incorporado la imagen de Dios, de un padre o de un animal, ésta no me puede ser arrancada ni eliminada. Devoro el objeto simbólicamente, y creo en su presencia simbólica dentro de mí. Por ejemplo, Freud explicó el superego afirmando que era la suma total introyectada de las prohibiciones y las órdenes del padre.

[...]

La actitud inherente al consumismo es devorar todo el mundo. El consumidor es el eterno niño de pecho que llora reclamando su biberón. Esto es obvio en los fenómenos patológicos, como el alcoholismo y la adicción a las drogas.

Evidentemente, destacamos estas adicciones porque sus efectos afectan las obligaciones sociales de la persona adicta. Fumar compulsivamente no se critica, porque, aun cuando también es una adicción, no modifica las funciones sociales del fumador, sino posiblemente "sólo" la duración de su vida.

[...]

En resumen, consumir es una forma de tener y quizá la más importante en las actuales sociedades industriales ricas.

Consumir tiene cualidades ambiguas: alivia la angustia, porque lo que tiene el individuo no se lo pueden quitar; pero también requiere consumir más, porque el consumo previo pronto pierde su carácter satisfactorio.

Los consumidores modernos pueden identificarse con la fórmula siguiente: yo soy = lo que tengo y lo que consumo.


De PRIMERA PARTE

LA DIFERENCIA ENTRE TENER Y SER

l. UNA PRIMERA OJEADA

EL AMOR

Amar también tiene dos significados, según se hable en el modo de tener o en el modo de ser.

¿Es posible tener amor? Si se pudiera, el amor necesitaría ser una cosa, una sustancia susceptible de tenerla y poseerla. La verdad es que no existe una cosa concreta llamada "amor". "El amor" es una abstracción, quizá una diosa o un ser extraño aunque nadie ha visto a esa diosa. En realidad, sólo existe el acto de amar, que es una actividad productiva. Implica cuidar, conocer, responder, afirmar, gozar de una persona, de un árbol, de una pintura, de una idea. Significa dar vida, aumentar su vitalidad. Es un proceso que se desarrolla y se intensifica a sí mismo. Experimentar amor en el modo de tener implica encerrar, aprisionar o dominar al objeto "amado". Es sofocante, debilitador, mortal, no dador de vida. Lo que la gente llama amor la mayoría de las veces es un mal uso de la palabra, para ocultar que en realidad no ama. Puede dudarse de que muchos padres amen a sus hijos. Lloyd de Mause afirmó que durante los pasados dos milenios de historia occidental ha habido informes de crueldad para con los hijos, desde tortura física y psíquica, descuido, franca posesividad y sadismo tan terribles que puede creerse que los padres amantes son la excepción y no la regla.

Lo mismo puede afirmarse de los matrimonios. Ya sea que el matrimonio se base en el amor, como el matrimonio tradicional del pasado, o en la conveniencia social o en las costumbres, los esposos que verdaderamente se aman parecen ser la excepción.

La conveniencia social, la costumbre, el interés económico mutuo, el interés compartido en los hijos, la dependencia mutua, o el odio o el temor mutuos se experimentan conscientemente como "amor", hasta el momento en que uno o ambos esposos reconocen que no se aman, y que nunca se han amado. Hoy día se pueden observar algunos progresos en este aspecto: las personas se han vuelto más realistas y sinceras, y muchas ya no creen que sentirse sexualmente atraído signifique amar, o que una relación amistosa, aunque distante, sea una manifestación del amor. Este nuevo punto de vista ha impuesto mayor sinceridad, y también más frecuentes cambios de pareja. Esto no necesariamente ha hecho que se ame con más frecuencia, y los esposos modernos pueden amarse tan poco como los antiguos.

El cambio de "rendirse al amor" a la ilusión de "tener" amor a menudo puede observarse en detalles concretos en la historia de las parejas que "se rinden al amor". (En El arte de amar he señalado que la palabra "rendirse" en la frase "rendirse al amor" es una contradicción. Como amar es una actividad productiva. Sólo se puede estar enamorado o enamorarse; no es posible "rendirse" al amor, porque esto denota pasividad.)

Durante el noviazgo nadie está seguro todavía de su pareja, pero cada uno trata de conquistar al otro. Ambos son vitales, atractivos, interesantes, y hasta bellos, ya que la vitalidad embellece el rostro. Ninguno tiene al otro; por consiguiente las energías de ambos están dirigidas a ser, es decir, a dar y a estimular al otro. En el matrimonio, la situación con frecuencia cambia fundamentalmente. El acta matrimonial le da a cada esposo la posesión exclusiva del cuerpo, de los sentimientos y de las atenciones del otro. Ninguno de los dos debe conquistar, porque el amor se ha convertido en algo que se tiene, en una propiedad. Los esposos dejan de esforzarse por ser amables y dar amor, por ello se aburren, y su belleza desaparece. Se sienten desilusionados y confundidos. ¿Ya no son las mismas personas? ¿Cometieron un error al casarse? Cada cónyuge generalmente busca en el otro la causa del cambio, y ambos se sienten defraudados, pero no advierten que ya no son los mismos que cuando se amaban; que el error de creer que se puede tener amor, ha hecho que dejen de amarse. En vez de amarse, llegan a un acuerdo para compartir lo que tienen: el dinero, la posición social, la casa, los hijos. Por ello, en algunos casos el matrimonio que se inicia con amor, se transforma en una asociación

amistosa, en una empresa en la que dos egotismos se reúnen en uno solo: el de "la familia".

Cuando una pareja no puede sobreponerse al anhelo de renovar el antiguo sentimiento de amor, uno o ambos esposos puede tener la ilusión de que un nuevo compañero (o compañeros) calmará su deseo vehemente. Creen que sólo desean tener amor; pero para ellos el amor no es una expresión de su ser; es una diosa a la que desean someterse. Necesariamente fracasan en el amor, porque "el amor es hijo de la libertad" (como dice una antigua canción francesa), y el culto a la diosa del amor llega a ser tan pasivo que causa aburrimiento, y él o ella pierden los restos de su antiguo atractivo.

En esta descripción no intentamos implicar que el matrimonio no puede ser la mejor solución para dos personas que se aman. La dificultad no reside en el matrimonio, sino en la posesiva estructura existencias de los esposos y, en último análisis, de su sociedad. Los partidarios de tan modernas formas de unión como el matrimonio en grupo, el cambio de pareja, el sexo en grupos, etc., hasta donde puedo advertir sólo tratan de evitar su dificultad de amar y aliviar el aburrimiento con estímulos siempre nuevos y tratan de tener "amantes", aunque no sean capaces de amar a nadie.